El repudio de los artistas puertorriqueños a la campaña de Donald Trump puede ser más decisivo que el apoyo de Taylor Swift a Kamala Harris
Una "sorpresa de octubre" ha sido la norma en las elecciones presidenciales de EE. UU., y esta vez parece haber llegado en forma de un error no forzado de un comediante que decidió burlarse de Puerto Rico en un muy promocionado mitin de Donald Trump.
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La reacción de las máximas celebridades puertorriqueñas a las palabras de Tony Hinchicliffe, quien llamó a la isla de 'basura flotando en el océano' podría ser más decisiva que cualquier apoyo de Hollywood que pueda haber recibido Kamala Harris, e incluso mayor que el respaldo que dio a su campaña la mega popular Taylor Swift.
Y es que, aunque es indudable el poder de arrastre que tiene la artista, generando 400.000 nuevos votantes inscritos en las primeras 24 horas de su anuncio apoyando la campaña de Kamala, los puertorriqueños son electores decisivos en varios de los estados que marcarán el rumbo de la elección presidencial del 5 de noviembre.
El voto boricua
Los puertorriqueños tienen ciudadanía estadounidense por derecho de nacimiento, pero los residentes de la isla no pueden votar directamente en las elecciones. Sin embargo, aquellos que viven en cualquiera de los cincuenta estados sí tienen el derecho a votar. Con aproximadamente 6 millones de boricuas residiendo en el territorio continental de Estados Unidos, constituyen un bloque electoral significativo.
Por esto, el comentario de Hinchcliffe podría ser particularmente perjudicial para los republicanos.
"No sé si ustedes lo saben, pero literalmente hay una isla flotante de basura en medio del océano. Creo que se llama Puerto Rico", comentó Hinchcliffe.
Sus palabras tuvieron un efecto inmediato: Bad Bunny, la figura puertorriqueña más popular y vocal del mundo, dio su respaldo a Harris solo unas horas después. Muchos republicanos también condenaron el comentario, con un portavoz de la campaña de Trump aclarando que no representaba sus opiniones.
Y es que nada más si se suman los seguidores en las redes sociales de Bad Bunny, Jennifer Lopez y Ricky Martin, tres de las decenas de artistas que se declararon indignados con el comediante y la campaña de Trump, se superan los 300 millones de seguidores, más de los 284 de swifties.
A esto hay que sumarle el profundo amor que los puertorriqueños y sus descendientes sienten por su isla del Encanto, y la frustración por ser considerados ciudadanos estadounidenses de segunda clase. Las palabras del comediante, quien además se presentó en un acto con vestos racistas, en la ciudad de Nueva York, fueron como acercar un fósforo a una montaña de paja seca, lista para arder.
El detalle de Pensilvania
En este estado, donde la comunidad puertorriqueña alcanza los 450 mil, este tema es aún más relevante. Filadelfia, la ciudad más poblada de Pensilvania y la sexta del país, cuenta con la segunda comunidad de puertorriqueños más grande fuera de la isla, solo superada por la de Nueva York - otra cosa que no se entiende, cómo van a hacer ese 'chiste' justamente en la Gran Manzana.
Lo cierto es que la campaña de Trump ha puesto especial énfasis en Pensilvania por ser el estado en disputa más grande, con 19 colegios electorales. En el complicado sistema electoral de Estados Unidos, donde el candidato que gana un estado se lleva todos los votos de ese estado, y tiene un peso en el total del país, pues es importante.
Antes del mitin de ayer, Trump ya tenía una reputación negativa entre los puertorriqueños debido a su respuesta al huracán María, que devastó la isla. Al expresidente se le acusa de bloquear la ayuda para la isla, además de su infame gesto de lanzar rollos de papel en una multitud puertorriqueña cuando visitó la isla tras el huracán.
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A raíz de los comentarios de Hinchcliffe y el respaldo de Bad Bunny a Harris, muchas celebridades y políticos han respondido con críticas al comediante.
La congresista puertorriqueña de Nueva York Alexandria Ocasio-Cortez estaba en Twitch jugando videojuegos con el candidato a la vicepresidencia, Tim Walz, cuando Hinchcliffe hizo sus comentarios, y ambos demócratas reaccionaron en vivo.
Walz respondió con: "¿Quién es ese idiota? ¿Quién es ese tipo? A lo que Ocasio-Cortez contestó: "Lo más grave que quiero que la gente entienda es que las cosas que hacen en Puerto Rico son el campo de prueba de las políticas y los horrores que desean... que después implementan en comunidades trabajadoras en todo Estados Unidos. Quiero que entiendan que cuando alguien llama a Puerto Rico 'isla de basura flotante', así es como piensan sobre ustedes".
Ocasio-Cortez reforzó su crítica a Hinchcliffe en su cuenta de X (antes Twitter), respondiendo a la defensa que él hizo de sus comentarios en el mitin.
Hinchcliffe escribió: "Esta gente no tiene sentido del humor. Es increíble que un candidato a la vicepresidencia se tome tiempo de su 'ajetreada agenda' para analizar un chiste fuera de contexto, haciéndolo parecer racista. Amo Puerto Rico y vacaciono ahí. Me burlé de todos... miren el set completo. Soy comediante, Tim... quizás sea hora de que cambies tu tampón".
A lo que Ocasio-Cortez respondió: "No puedo superar que este tipo le diga a alguien que cambie de tampones cuando es él el que se está cagando de miedo al darse cuenta de que abrir un evento de Trump y alimentar el racismo ante una multitud de fanáticos rabiosos te hace, irónicamente, uno de ellos". También añadió: "Tú no 'amas a Puerto Rico'. Te gusta beber piña colada. Hay una diferencia".
Además de Ocasio-Cortez, otros puertorriqueños también condenaron los comentarios de Hinchcliffe. El ícono boricua Ricky Martin compartió un video del set en Instagram con la leyenda: "Esto es lo que piensan de nosotros". El cantante de 'Despacito', Luis Fonsi, también publicó el video con el mensaje: "¿Es en serio? ¡Esto es una falta de respeto!". La cantidad de celebridades boricuas que han salido a defender la isla ha sido asombrosa.
El contraataque republicano
Representantes republicanos como María Elvira Salazar, Carlos Giménez, Anthony D'Esposito, Rick Scott y Marco Rubio también fueron rápidos en criticar los comentarios de Hinchcliffe.