Un grupo de enmascarados entró en los terrenos del Castillo de Windsor, la residencia del rey Carlos, al oeste de Londres, mientras que los príncipes George, Charlote y Louis dormían.

El incidente ocurrió el pasado 13 de octubre, pero apenas se conoció hoy, gracias a un reporte del diario británico The Sun y fue confirmado por CNN por la policía del Valle del Tames, que se encarga de esa área.

Según el informe oficial, el asalto fue reportado cerca de la medianoche y las investigaciones preliminares revelaron que dos hombres con la cara cubierta escalaron un muro de seis pies (1,83 metros) y se metieron en terrenos reales. Luego se robaron una camioneta, que luego usaron para romper una de las cercas y escaparse.

¿Quiénes estaban en el castillo durante el asalto?

Aunque Windsor es la residencia oficial del Rey Carlos y su esposa la Reina Camilla, ninguno de los dos estaba cuando se produjo el inicidente. De acuerdo a la agenda real, el rey estaba en Escocia y no regresó hasta el día siguiente. No se ha informado dónde estaba la reina.

Los que sí se supone que estaban eran los pequeños príncipes, hijos del Príncipe William y la Princesa Catherine, o Kate, como se le conoce también.

La familia de los Príncipes de Gales viven en el llamado Adelaide Cottage, que está situado en los terrenos del Castillo de Windsor. Sin embargo, ni la casa real del Rey Carlos, ni el Palacio de Kensington, donde están las oficinas administrativas de los príncipes han dado información, con excepción de su clásico "no comentamos en materia de seguridad".

Incursiones anteriores

Aunque puede resultar sorprendente que las propiedades de una de las monarquías más antiguas y ricas del mundo estén abiertas a este tipo fallos de seguridad, esta no es la primera vez que se invade ilegalmente el Castillo de Windsor.

El 25 de diciembre de 2021 un hombre llamado Jaswant Sing Cail entró al castillo armado con un arco y flechas, con la intención de asesinar a la Reina Isabel II. Aunque nunca se llegó ni a acercar a la ahora fallecida monarca, el episodio generó un debate público e interno sobre las medidas de seguridad.

El hombre fue sentenciado a nueve años de prisión en 2023, pero tal parece que los problemas no se han solucionado del todo.