Los hermanos Erik y Lyle Menéndez son conocidos no solo por el asesinato de sus padres, José y Kitty Menéndez, en 1989, sino también por el intrincado tejido familiar que los rodea. Provenientes de una familia cubano-americana, la familia Menéndez incluye a varios primos, tíos y tías que han sido mencionados en diversas coberturas mediáticas sobre el caso.

La madre de Erik y Lyle, Kitty, era de ascendencia mixta, con raíces escandinavas y estadounidenses. Por su parte, José Menéndez emigró de Cuba a Estados Unidos a los 16 años y logró convertirse en un exitoso ejecutivo en la industria del entretenimiento, lo que les brindó a sus hijos un estilo de vida acomodado en zonas exclusivas del sur de California.

Una dinámica familiar unida y compleja

La familia Menéndez también cuenta con varios tíos y tías. Por ejemplo, Joan Andersen VanderMolen, hermana de Kitty, ha sido una voz destacada en el apoyo a Erik y Lyle.

Muchos miembros de la familia, incluidos primos como Anamaria Baralt, han hablado en favor de los hermanos, abogando por su liberación. Anamaria, sobrina de José Menéndez, ha expresado su perspectiva sobre el dolor que sufrieron los hermanos y cómo se convirtieron en víctimas de un sistema que no los escuchó​.

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Anamaria Baralt, prima de Erik y Lyle Menéndez, dice que el encarcelamiento de sus primos "no tienen ningún propósito rehabilitativo". #menendezbrothers

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En este contexto, es importante mencionar que muchos de estos familiares hablan español, ya que han mantenido vivas las tradiciones culturales cubanas.

Sin embargo, no todos mantuvieron dichas tradiciones. Erik y Lyle, ahora con 53 y 56 años, respectivamente, no aprendieron español a pesar de estar rodeados de una familia hispanohablante.

Esto puede atribuirse a su crianza en un entorno donde el inglés predominaba en los años 80, unido a las raíces e idioma principal de su madre, lo que hizo que la familia se integrase más en la cultura estadounidense, y disminuyó la importancia del español en su hogar. Esta dinámica reflejó las altas expectativas que tenían sus padres y la visión occidental de la vida que moldearon el entorno familiar de los hermanos.

Sobre esto, Erik Menéndez comentó en una entrevista: "La mitad de mis primos hermanos por parte de mi padre habla español, de hecho fue el idioma que aprendieron primero, sin embargo, para Lyle y para mi la situación fue diferente por la familia de mi madre, que es escandinava. Yo aprendí lo suficiente en el colegio para poderme comunicar con mi abuela, que solo hablaba español, pero no lo continué aprendiendo tanto como quisiera..."

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“kids are so innocent. he didnt even know his father talked with an accent…. that was just how dad talked. he didnt even know his father was horrifically abusing him… that was just what dad did.”#menendezbrothers #freemenendezbrothers #erikmenendez #lylemenendez #justiceforthemenendezbrothers #fyp

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Una profunda conexión

A lo largo de los años, ha surgido un renovado interés en el caso de los Menéndez, especialmente tras la reciente cobertura mediática y los documentales que exploran su historia.

Es precisamente su prima, Anamaria Baralt, junto a otros miembros de la familia, quien ha hecho un llamado para que se revise la sentencia de Erik y Lyle, argumentando que los hermanos han sido injustamente castigados y que su historia de abuso familiar no ha sido completamente entendida ni considerada en su juicio.

En una reciente conferencia de prensa, Baralt mencionó que, de haber sido juzgados hoy, con el conocimiento actual sobre el abuso y el trastorno por estrés postraumático, sus sentencias habrían sido diferentes.

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