El efecto nocebo: un enemigo silencioso, ¿cómo y cuándo nos afecta?
El efecto nocebo es como el villano silencioso de una película que nadie ve venir y de repente aparece. Básicamente, es lo opuesto al efecto placebo. Mientras que el placebo nos hace sentir mejor solo por creer que algo nos ayudará, el nocebo provoca todo lo contrario: nos enfermamos o empezamos a sentirnos peor simplemente porque creemos que algo nos va a hacer daño, incluso cuando no hay ninguna razón que lo justifique.
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Un ejemplo típico: te tomas una pastilla para el dolor de cabeza, sin efectos secundarios, pero alguien te dice que podrías sentir náuseas. Y, ¡boom!, empiezas a marearte aunque la pastilla no tenga ese efecto real en tu cuerpo.
Este fenómeno de empeorar físicamente por una idea o pensamiento infundado ha sido estudiado en diversos contextos y bajo diferentes razones. Uno de los casos más extremos es el de personas que creen que van a morir por una "maldición" o porque les dijeron por error que tienen una enfermedad incurable.
Esta creencia puede ser tan, pero tan poderosa que, en algunos casos, la persona efectivamente muere sin que haya una causa médica para ello. Este tipo de muerte ha sido comparado con el concepto de la "muerte por vudú", donde la simple creencia en una maldición es suficiente para generar un desenlace trágico. El cine ya tocó el temita en una película de 2023 con Eva Green que se llama, adivina, nada mas y nada menos que... 'Nocebo'.
¿Cómo ocurre el efecto nocebo?
Según Psychology Today, el efecto nocebo se desencadena por la expectativa negativa. Si una persona espera que un tratamiento o un alimento le haga daño, es probable que empiece a sentir síntomas reales de malestar.
Los médicos a menudo ven esto cuando los pacientes reciben información sobre los efectos secundarios de un medicamento. Solo con escuchar que podrían tener dolor de cabeza, por ejemplo, muchos pacientes empiezan a experimentar este síntoma, incluso si han recibido un placebo. Es un juego mental que, sin darnos cuenta, influye profundamente en nuestro cuerpo.
Este efecto se ha observado en numerosos estudios clínicos. En uno de ellos, se administró un placebo a un grupo de personas que padecían dolor crónico de espalda. A la mitad del grupo se le informó que el tratamiento podría causarles dolor durante el test de flexibilidad, mientras que a la otra mitad no se le mencionó nada. Sorprendentemente, los que recibieron la advertencia experimentaron mucho más dolor que el otro grupo, a pesar de que el procedimiento fue exactamente el mismo para todos.
El efecto nocebo y la comida
El nocebo también puede colarse en tu plato. Si alguna vez te ha pasado que sientes malestar después de comer algo que creías que te haría daño, aunque no tengas ninguna intolerancia alimentaria, es posible que hayas experimentado el efecto nocebo. Por ejemplo, muchas personas que creen ser intolerantes a la lactosa o al gluten, cuando en realidad no lo son, experimentan síntomas digestivos simplemente porque su mente está convencida de que esos alimentos les harán daño.
Es un efecto común cuando las personas eliminan alimentos de su dieta por miedo a tener una mala reacción, aunque no exista una base fisiológica para ello.
Diferencias entre el nocebo y la hipocondría
Es fácil confundir el efecto nocebo con la hipocondría, pero hay diferencias importantes. Mientras que el nocebo es una reacción puntual a una expectativa negativa sobre algo específico, como un medicamento o un alimento, la hipocondría es un trastorno mental en el que la persona vive con una preocupación constante sobre su salud.
Los hipocondríacos interpretan cualquier síntoma, por pequeño que sea, como señal de una enfermedad grave. En cambio, el nocebo se activa solo cuando hay una sugerencia o expectativa clara de que algo te hará daño.
Imagina que te dicen que una vacuna te causará fiebre y antes de que te la pongan ya te sientes mal. Eso es nocebo. Ahora, si todo el tiempo crees que estás enfermo o tienes miedo de padecer una enfermedad grave, incluso cuando los médicos te aseguran que estás bien, eso es más propio de la hipocondría.
¿Quiénes son más propensos a experimentarlo?
El efecto nocebo puede afectar a cualquiera, pero hay personas más vulnerables, como aquellas con ansiedad o una alta sensibilidad a las advertencias médicas. Además, quienes han tenido malas experiencias con tratamientos en el pasado o son más propensos a preocuparse por los efectos secundarios, son más susceptibles a sentir estos síntomas.
¿Cómo evitar el efecto nocebo?
Para evitar caer en las garras del nocebo, es clave mantener una mentalidad positiva. Si bien es importante estar informado, también lo es no obsesionarse con los efectos secundarios o los posibles riesgos de un tratamiento. Los médicos pueden ayudar reformulando las advertencias de manera más positiva, como "la mayoría de los pacientes toleran bien este tratamiento" en lugar de enumerar todos los posibles efectos negativos.
Y si alguna vez te encuentras frente a un plato que crees que te hará mal o te vas a someter a un tratamiento que te causa ansiedad, trata de recordar que gran parte de lo que sentirás depende de tus expectativas. ¡Así que relájate y enfócate en lo positivo!