En medio de la ola de deportaciones que se vive en Estados Unidos, el presidente Donald Trump anunció planes para detener hasta 30 mil inmigrantes indocumentados en la base militar estadounidense de Guantánamo, Cuba.

La decisión ha generado una ola de indignación entre inmigrantes, activistas de derechos humanos y expertos legales, y es que Guantánamo, conocido como "GTMO" o "Gitmo", tiene una historia larga y polémica.

El Guantánamo de Estados Unidos

Establecida en 1903, esta base naval ha sido un punto estratégico para las operaciones militares de EE.UU. en el Caribe, pero el capítulo más oscuro de su historia se escribe desde principios del siglo XXI.

En 2002, tras los atentados del 11 de septiembre, Estados Unidos creó un campo de detención en Guantánamo para retener a sospechosos de terrorismo. Desde entonces, el centro se ha convertido en sinónimo de abusos contra los derechos humanos, incluidas denuncias de tortura y detención indefinida sin juicio.

Este centro fue diseñado para operar fuera de la jurisdicción de los tribunales estadounidenses, lo que algunos han calificado como un "agujero negro legal". Desde su apertura, cerca de 800 detenidos han pasado por sus instalaciones, pero solo unos pocos han sido acusados formalmente de algún delito. Hasta 2025, permanecen 15 reclusos, muchos de ellos aún sin cargos.

La historia de la instalación está manchada por múltiples escándalos. Organizaciones como Human Rights Watch y Amnistía Internacional han documentado casos de tortura, como el uso del "submarino" (waterboarding) y la alimentación forzada durante huelgas de hambre. A pesar de no haber sido condenados, muchos detenidos han pasado décadas en el centro. En 2006, tres prisioneros murieron en circunstancias sospechosas, que fueron calificadas oficialmente como suicidios, aunque persisten dudas sobre la causa real de sus muertes.

Guantánam por dentro donde trump propone tener migrantes indocumentados
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Dentro de la prisión de Guantánamo

El campo de detención, envuelto en secretismo, es un complejo de varias secciones con distintos niveles de seguridad. Uno de los más infames es Camp Delta, que incluye los campamentos 1, 2, 3, 4, 5 y 6. Dentro de este sistema de 612 unidades, las condiciones varían según el nivel de "riesgo" y "cooperación" de los prisioneros.

De acuerdo con el Guantanamo Memory Project, los detenidos en Camp 6 enfrentan condiciones similares a las de una prisión de máxima seguridad en EE.UU. Sus celdas individuales de 6 por 12 pies cuentan únicamente con una litera de metal, un lavabo y un inodoro. Las paredes de concreto refuerzan el aislamiento, impidiendo la comunicación entre los reclusos. Además, la iluminación fluorescente permanece encendida las 24 horas del día, algo que algunos describen como una forma de tortura psicológica.

En contraste, Camp 4 ofrece condiciones más flexibles para los prisioneros considerados de "bajo riesgo". Se les permite convivir en áreas comunes, tener acceso prolongado al aire libre y recibir objetos básicos como libros y tapetes de oración. Sin embargo, cualquier falta de disciplina puede hacer que sean trasladados a celdas de mayor aislamiento.

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El área de recreación, compartida por varios campamentos, es un espacio cercado donde los prisioneros pueden hacer ejercicio o jugar fútbol cuando se les permite. Sin embargo, el acceso es considerado un privilegio y puede ser revocado como castigo. Según el informe Locked Up Alone de Human Rights Watch, algunos detenidos han pasado meses e incluso años sin ver la luz del sol.

Otro de los sectores más restrictivos es Camp Echo, donde son confinados en aislamiento total los prisioneros de alto perfil o aquellos considerados problemáticos. De acuerdo con un informe de la ONU, estos detenidos pasan entre 22 y 24 horas diarias en confinamiento solitario, sin acceso a luz natural ni contacto humano. Durante huelgas de hambre, muchos han sido alimentados a la fuerza con sondas nasales, un procedimiento que ha sido duramente criticado por organizaciones internacionales.

Numerosos informes han señalado que el aislamiento prolongado ha generado severos daños psicológicos en los detenidos, provocando alucinaciones, paranoia y pensamientos suicidas.

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La seguridad en Guantánamo

El centro de detención está rodeado por cercas con alambre de púas, torres de vigilancia y un fuerte despliegue militar. La Fuerza de Tarea Conjunta de Guantánamo (JTF-GTMO) supervisa las operaciones, con turnos rotativos de guardias que vigilan constantemente a los prisioneros. Además, el uso de drones y cámaras de seguridad garantiza que no haya movimientos sin ser detectados, lo que refuerza la sensación de vigilancia incesante.

Aunque el Pentágono asegura que la instalación ha sido modernizada y que opera bajo condiciones humanitarias, exdetenidos y organizaciones de derechos humanos afirman que Guantánamo sigue siendo un lugar de sufrimiento indefinido, secretismo y degradación moral.

Trump y la reactivación de Guantánamo para inmigrantes

La nueva directiva de Trump para utilizar Guantánamo como un centro de detención masiva de inmigrantes indocumentados representa un giro significativo en la función de la base. Su plan incluye la ampliación de las instalaciones existentes para albergar a los detenidos.

Los críticos advierten que esta decisión podría derivar en más violaciones a los derechos humanos, dada la historia de abusos de la prisión. Expertos legales también han expresado preocupación por la falta de debido proceso para los inmigrantes que sean detenidos fuera del territorio continental de EE.UU.

Guantánam por dentro donde trump propone tener migrantes indocumentados
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Guantánamo no es ajeno a la detención de migrantes. Durante la crisis de refugiados haitianos en la década de 1990, el gobierno estadounidense retuvo allí a miles de personas interceptadas en el mar. Aunque fueron mantenidos en instalaciones separadas de los sospechosos de terrorismo, las condiciones eran precarias y fueron objeto de severas críticas por parte de grupos de derechos humanos.

El impacto económico de este plan también es alarmante. Según estimaciones citadas por The New York Times, los costos de mantener detenidos en Guantánamo podrían alcanzar los 66 mil millones de dólares anuales. Esta cifra abarca la expansión de la infraestructura, la seguridad y los gastos operativos diarios.

Dada la controversia histórica del centro y los elevados costos, la decisión de Trump ha generado fuertes cuestionamientos sobre su viabilidad y consecuencias.

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