Los actores mexicanos Daniela Luján y Mario Monroy se casaron este fin de semana en México, después de seis años de novios, en una muy romántica ceremonia en un lugar muy campestre y rodeados de un círculo íntimo de familiares y amigos.

Pedro Pietro, Yurem Rojas, Ricardo Margaleff, Jessica Segura, Mariana Botas y Roberto Carlo fueron algunos de los famosos que vieron a la feliz pareja darse el "hasta que la muerte nos separe" y bailar de felicidad hasta las altas horas de la noche.

Fue una ceremonia, por el civil, visiblemente alegre, descomplicada y llena de amor. El primer toque lo puso la novia, que llevó un vestido blanco de corte princesa, con la parte de arriba bordada y sin mangas, y una falda amplia.

La eterna 'cómplice', de la serie 'Cómplices al Rescate' tenía, también, un largo velo, del mismo tono del vestido, decorado con flores amarillas, y un ramo con girasoles, eucalipto y flores silvestres.

Daniela llevaba el cabello suelto, con informales ondas y un maquillaje muy natural. Estaba preciosa, pero lo más especial de todo su atuendo era la gran sonrisa que nunca dejó su cara. Los novios se veían muy felices.

La fiesta del matrimonio de Daniela Luján

Mario se casó con un traje color violeta claro, sin corbata, y a juego con algunas de las flores del ramo de la novia y las que dominaban los arreglos, esparcidos a lo largo del salón de fiestas. En la solapa tenía un pequeño ramillete, con flores silvestre.

El toque más simpático fue que tanto Mario como Daniela llevaban zapatos deportivos blancos, aparentemente del mismo modelo.

La ceremonia fue en la tarde. Los presentes disfrutaron de nieves (helados), estaciones para tomarse fotos con accesorios como sombreros y lentes gigantes de plástico, y en un sofá de terciopelo color terracota oscuro, que recordaba al del inicio de la serie 'Friends'.

Al caer la noche hubo una cena y luego vino la sesión de baile, que los novios abrieron bailando el muy romántico tema 'Tú Me Enseñaste a Volar'.

La decoración también era todo romance y campo. Entre los verdes, el eucalipto estaba presente por todas partes, así como otras ramas aromáticas. Del techo colgaban atrapasueños de diferentes tamaños, hechos con la técnica del macramé.

El color crudo y los estampados floreados dominaban los textiles, tanto en las sillas, como en los arreglos en las mesas. Era una fantasía natural.

Todos los detalles estuvieron cuidados, hasta los accesorios en los baños tenían las iniciales de los novios. Fue una ceremonia inolvidable.

¡Qué vivan los novios!