A casi 35 años del brutal asesinato de sus padres, Erik y Lyle Menéndez, los hermanos que se convirtieron en uno de los casos criminales más notorios de Estados Unidos, podrían estar más cerca que nunca de salir en libertad.

Con los posibles avances legales a su favor, una interrogante parece volver a encender la llama de la curiosidad colectiva: ¿qué queda de la fortuna de los Menéndez y podrán los hermanos beneficiarse de ella tras todos estos años en prisión?

La fortuna original: un imperio empresarial de millones

José Menéndez, padre de Erik y Lyle, era un empresario de origen cubano que, junto a su esposa Kitty, construyó un imperio en la industria del entretenimiento.

José había sido ejecutivo de varias empresas de renombre y, para 1989, la fortuna estimada de la familia rondaba entre los $14 y $15 millones de dólares.

Sin embargo, su estilo de vida lujoso en Beverly Hills, donde compraron una casa de $5 millones, y los gastos en artículos de lujo y educación exclusiva para los hermanos erosionaban rápidamente este patrimonio.

Cuando Erik y Lyle fueron arrestados y juzgados por el asesinato de sus padres en 1989, el destino de la herencia quedó en suspenso. Al ser declarados culpables y condenados a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional, los activos de la familia fueron congelados y, en gran parte, liquidados para cubrir los costos legales y de defensa de los hermanos.

A lo largo de los años, los gastos en abogados y recursos de apelación drenaron los fondos restantes, dejando un patrimonio significativamente reducido.

¿Qué queda de la herencia Menéndez?

Actualmente, se estima que la fortuna original ha sido prácticamente desmantelada, quedando apenas una fracción del dinero que una vez representó el imperio de los Menéndez.

Con el paso del tiempo y la venta de propiedades, se especula que los activos restantes son mínimos en comparación con el valor inicial de la fortuna, y podrían estar controlados por fideicomisos legales destinados a cubrir obligaciones residuales o a beneficiar a familiares lejanos en ausencia de otros herederos.

En términos legales, los hermanos Menéndez aún figuran en la línea hereditaria de sus padres, pero existen obstáculos legales complejos. La mayoría de los estados de EE. UU., incluido California, donde los crímenes tuvieron lugar, poseen leyes que impiden que una persona condenada por asesinato herede directamente de la víctima.

Sin embargo, dado que la familia de los Menéndez no tomó acciones civiles en su contra y que las condenas podrían revisarse, existe una leve posibilidad de que algún resquicio legal les permita reclamar lo poco que quede de la fortuna familiar.

¿Podrían recibir algún dinero en caso de ser liberados?

Si Erik y Lyle Menéndez logran salir en libertad, la posibilidad de acceso a algún remanente financiero se vuelve más compleja y dependerá de los resultados de cualquier proceso de apelación que permita reconsiderar sus derechos hereditarios. Sin embargo, aún enfrentan una montaña de obstáculos legales debido a su estatus de convictos por asesinato.

Algunas fuentes sugieren que Erik y Lyle podrían buscar compensación a través de acuerdos o documentales que narren su historia. Las plataformas de streaming, documentales y especiales de televisión han mostrado interés en su caso, lo cual podría representar una fuente potencial de ingresos para ellos si logran negociar acuerdos comerciales.

Lo cierto es que para Erik y Lyle Menéndez, la cuestión de la fortuna familiar parece más una historia de lo que pudo haber sido que una realidad tangible. Sin embargo, si logran obtener la libertad, los hermanos tendrán la oportunidad de intentar recuperar su lugar en una historia que, hasta ahora, los ha dejado sin más que un recuerdo lejano de una fortuna que alguna vez fue suya.

Tags
Hermanos Menendez