Cristián de la Fuente se confiesa: "El amor justifica muchas cosas, pero no todo" - ENTREVISTA
Hay algo magnético en la manera en que Cristián de la Fuente habla sobre sus personajes. No solo los interpreta, los estudia, los habita y, en cierto sentido, los humaniza, incluso cuando tienen un lado oscuro, como es el caso del reto que enfrentó con su personaje en 'La Jefa', la nueva producción de Telemundo.
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En este proyecto, que se estrena el 18 de febrero, después de 'La Casa de los Famosos All Star', De la Fuente encarna a Juan José Cruz, un comandante de la FGE cuyas decisiones—aunque impulsadas por el amor—terminan marcando el destino de la protagonista.
"Me llamaron para decirme: 'Tenemos este tremendo proyecto'. Me explicaron que era una participación especial, un personaje pequeño pero fundamental en la historia. Luego me mandaron el guión y cuando lo leí, me encantó. Me hubiera gustado que Juan José estuviera más tiempo, pero su propósito era transformar la vida de Gloria para que se convirtiera en La Jefa", nos cuenta con una sonrisa de resignación.
La serie, protagonizada por Fabiola Guajardo e Iván Arana, es un thriller de poder y venganza. Juan José es, en esencia, el detonante de toda la historia. Es el hombre que arrastra a Gloria Guzmán al abismo, pero lo hace por amor.
"Es un sinvergüenza que tomó malas decisiones, pero por amor. No estoy justificando lo que hace, porque es ilegal y no es defendible, pero en su cabeza era lógico: si podía robarle a unos narcos para darle un futuro mejor a su mujer y su hijo, ¿por qué no hacerlo? Pero bueno, ya sabemos que al final no le fue tan bien a Juan José", confiesa entre risas.
El arte de encontrarle matices a la maldad
Uno de los aspectos más interesantes de la interpretación de Cristián es su capacidad para dotar de tridimensionalidad a cada personaje, incluso cuando parecen ser villanos evidentes.
"Mira, yo creo que la maldad justificada existe. Nadie se despierta una mañana y dice: 'Voy a ser malo'. Somos el resultado de nuestras circunstancias y nuestra historia", reflexiona. "Eso fue lo que traté de darle a Juan José. No hay buenos buenísimos ni malos malísimos. Los personajes que más me atraen son los que tienen claroscuros, porque son los más parecidos a la vida real".
Le menciono el contexto social y político de los latinos en Estados Unidos, una realidad que Cristián conoce bien tras haber vivido años en Los Ángeles y Miami. Le digo que no estoy tan segura de que no haya "malos" en el mundo.
"Entiendo a lo que te refieres. Y sí, lo que está pasando con nuestra comunidad es duro. Pero por eso me gusta contar historias, porque muchas veces la ficción es el espejo más nítido de la realidad".
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México, hogar inesperado
A pesar de su amor por Estados Unidos—donde incluso se convirtió en ciudadano—Cristián ha encontrado en México un lugar donde sentirse en casa.
"Amo Estados Unidos. Mi hija nació allá y le debo mucho a ese país. Pero ahora llevo un tiempo viviendo en México y me enamoré de este país. Es hermoso. He tenido la bendición de vivir en distintas culturas y aprendes tanto...", dice con nostalgia.
Sin embargo, aún le pasa que, de vez en cuando, alguna palabra chilena se le escapa en medio de una conversación y nota las miradas de confusión a su alrededor.
"Se me salen expresiones como 'tengo más hambre que el flauta' y luego tengo que explicar quién es el flauta. Y claro, nadie sabe. Es un comercial chileno de los 90 y nadie más lo entiende", se ríe. "Otra cosa que me costó fue el abrazo mexicano. En Chile nos abrazamos hacia un lado, en México es al revés, corazón con corazón. A veces me bajo de un avión y no sé dónde estoy, me abrazo mal y parece que nos vamos a dar un beso".
El romanticismo y un regalo inolvidable
Se acerca el Día de San Valentín, y no puedo dejar de preguntarle si es de los que celebran la fecha o de los que la consideran una simple estrategia de marketing.
"Me encanta el Día de los Enamorados. Deberíamos celebrarlo todos los días, pero me gusta que haya un momento para recordar lo bonito de estar enamorado", admite.
Cuando le pido que me cuente la locura más grande que ha hecho por amor, esquiva la respuesta con astucia:
"La próxima. Siempre hay una mejor", dice con una sonrisa de complicidad.
Pero cuando le pregunto sobre el gesto más bonito que ha recibido, su expresión cambia.
"El último San Valentín estaba soltero. Y mi hija me regaló flores. Me hizo un ramo hermoso y me dijo: 'Papá, tú también mereces que te regalen flores'", recuerda con emoción. "Me hizo pensar que a los hombres también nos gusta que nos regalen flores, ¿por qué no? Es un detalle hermoso, sin importar a quién se lo des".
Y ahí está, la dualidad de Cristián de la Fuente: un actor que construye personajes con capas de complejidad, un hombre que ha vivido en distintos mundos y los ha hecho suyos, y un padre que aún se emociona con un ramo de flores inesperado.
Quizás, después de todo, no haya "buenos" y "malos". Solo historias que valen la pena contar.