El papa Francisco es una de las figuras más queridas del catolicismo moderno, pero ¿podría algún día ser declarado santo? Con la creciente admiración por su legado y los rumores de un posible milagro vinculado a su nombre, crece la especulación sobre si la Iglesia podría iniciar pronto el proceso formal de canonización.

Sin embargo, el camino a la santidad es largo, y el Vaticano exige mucho más que popularidad: requiere una prueba de la divinidad. He aquí algunas razones por las que algún día podría ser declarado uno de los teólogos:

Las posibilidades de santidad del Papa Francisco

El fallecimiento del Papa Francisco este mes a los 88 años ha suscitado peticiones de muchos de sus seguidores para que se agilice su canonización. Históricamente, la Iglesia tarda mucho tiempo en reconocer oficialmente a alguien como santo. Por ejemplo, el Papa Juan Pablo II, fallecido en 2005, fue canonizado nueve años después, en 2014, tras un largo proceso que incluyó múltiples milagros.

La reputación de Francisco entre los católicos de a pie sigue siendo alta. Su enfoque práctico, su compasión hacia los grupos marginados y su apertura a temas como los derechos LGBTQ+ le han granjeado el cariño de muchos. Algunos expertos sugieren que esto podría influir en la Iglesia para acelerar su posible canonización. Phyllis Zagano, de la Universidad de Hofstra, señaló que, en los últimos tiempos, la Iglesia se ha vuelto más receptiva a la aclamación pública espontánea, lo que podría acelerar el camino de Francisco hacia la santidad.

Sin embargo, otros, como el reverendo Patrick SL Flanagan, recomiendan paciencia. "La gente todavía está en shock", dijo, reflejando la crudeza de la pérdida. A pesar de ello, Flanagan cree que la vida y las acciones de Francisco, especialmente su enfoque en la humildad y la vocación de servicio, podrían resistir posibles escándalos, que a veces retrasan los procesos de santidad.

Papa Francisco

Los milagros que podrían hacerlo realidad

Un elemento clave para declarar santo a alguien es la atribución de milagros. Uno de estos milagros que captó la atención fue el de un niño en el Vaticano. Paolo Bonavita un niño de 10 años con autismo y epilepsia, subió inesperadamente al escenario para reunirse con el papa Francisco en el Aula Pablo VI el mes pasado. Su madre, Elsa Morra, lo describió como un momento de asombro, especialmente considerando los problemas de salud de su hijo.

La salud de Bonavita había dado un giro preocupante, y los médicos sospechaban un tumor o esclerosis múltiple. Sin embargo, tras el encuentro, su estado mejoró notablemente. Las pruebas posteriores no mostraron signos de cáncer ni problemas neurológicos. Su madre cree que fue un milagro y afirma que, si tuviera la oportunidad, le diría al Papa: "Gracias por el milagro", atribuyéndolo a la oración del Papa.

Estas historias a menudo sirven como evidencia convincente cuando la Iglesia investiga milagros asociados con un candidato a la canonización.

¿Cómo llegar a ser un santo?

Convertirse en santo implica varias etapas, comenzando con la muerte de la persona. Generalmente, se suele esperar cinco años para que se asimilen las emociones. Transcurrido este tiempo, el obispo de la diócesis del difunto puede iniciar una investigación.

Esta primera fase consiste en recopilar evidencia de las virtudes y obras de la persona. Si se le considera digno, se le otorga el título de "siervo de Dios". El siguiente paso es demostrar que vivió una vida de "virtud heroica", requisito que luego conduce al título de "venerable".

El proceso pasará entonces a examinar los milagros verificados. Generalmente, se necesitan dos: uno para la beatificación y otro para la canonización. Un milagro se define como un acontecimiento sobrenatural que no puede explicarse científicamente y se atribuye a las oraciones dirigidas al candidato. En el caso de los mártires, que murieron por su fe, solo se requiere un milagro para la beatificación.

Por último, la canonización implica una ceremonia formal en la que el Papa declara santo al individuo, a menudo tras un segundo milagro verificado. Este proceso puede durar años o incluso siglos, como demuestra la historia con figuras como San Beda, quien esperó más de un milenio.

¿Qué sigue para el Papa Francisco?

Si bien el proceso es largo, la emoción entre sus partidarios sugiere que podrían presionar para una consideración más acelerada. Si se le atribuyen milagros comprobados, como la notable recuperación de Bonavita, el Vaticano podría actuar con mayor celeridad.

En definitiva, la santidad del Papa Francisco depende menos del entusiasmo popular y más de la evidencia verificada y la deliberación de la Iglesia. Sin embargo, sus historias de sanación y su ejemplo de vida siguen alimentando la esperanza de sus seguidores de que el camino a la santidad no sea tan lejano como parece.