La noticia de la muerte del artista estadounidense Gene Hackman, legendario actor ganador de dos premios Óscar, y su esposa, la pianista Betsy Arakawa tiene conmocionados a sus fans y al mundo del cine.

Ambos fueron hallados sin vida en su residencia de Santa Fe, Nuevo México, el 26 de febrero de 2025, junto a su perro. Con tristeza, muchos recuerdan no solo la destacada carrera de Hackman, sino también la sólida y discreta relación que mantuvo con Arakawa durante más de tres décadas.

Un encuentro inesperado

La historia de amor entre Gene Hackman y Betsy Arakawa comenzó de manera fortuita a mediados de la década de 1980. Arakawa, nacida en Hawái el 1 de diciembre de 1961, se trasladó a California para perseguir su pasión por la música clásica.

Para financiar sus estudios como pianista, trabajaba a tiempo parcial en un gimnasio en Los Ángeles. Fue en este establecimiento donde sus caminos se cruzaron por primera vez. Hackman, quien frecuentaba el gimnasio, quedó cautivado por la joven música, a pesar de la diferencia de edad de 32 años que los separaba. Esta diferencia generó comentarios en su momento, pero para la pareja nunca representó un obstáculo en su relación.

Una relación que desafió las convenciones

En 1984, Hackman y Arakawa iniciaron una relación sentimental. En ese entonces, el actor aún estaba casado con su primera esposa, Faye Maltese, con quien contrajo matrimonio en 1956 y tuvo tres hijos: Christopher Allen, Elizabeth Jean y Leslie Anne. El matrimonio de Hackman y Maltese enfrentaba dificultades, y finalmente se divorciaron en 1986, después de 30 años juntos.

Hackman siempre enfatizó que su relación con Arakawa no fue la causa de su divorcio, sino que su matrimonio ya se había deteriorado con el tiempo. En una entrevista, declaró: "Simplemente nos distanciamos. Nos perdimos de vista. Cuando trabajas en este negocio, el matrimonio requiere mucho trabajo y amor".

Tras oficializar su relación, la pareja decidió alejarse del bullicio de Hollywood. En 1990, se trasladaron a Santa Fe, Nuevo México, buscando una vida más tranquila y privada. En 1991, contrajeron matrimonio en una ceremonia íntima. Aunque no tuvieron hijos juntos, Arakawa asumió el rol de madrastra para los tres hijos de Hackman, estableciendo una relación cercana con ellos.

La pareja diseñó y construyó una casa en Santa Fe que reflejaba su amor por el arte y la cultura, combinando estilos arquitectónicos del suroeste con influencias coloniales y barrocas españolas. Esta residencia fue destacada en una edición de 1990 de Architectural Digest, mostrando su dedicación a crear un hogar acogedor y estéticamente agradable.

Apoyo incondicional en la transición profesional

A finales de la década de 1990, Hackman comenzó a considerar su retiro de la actuación. En 2004, después de una prolífica carrera cinematográfica, decidió alejarse de los escenarios.

Arakawa fue un pilar fundamental durante esta transición, apoyándolo en su decisión y alentándolo a explorar nuevas facetas creativas. Hackman se dedicó a la escritura, publicando varias novelas, incluyendo 'Wake of the Perdido Star' en 1999, coescrita con el arqueólogo submarino Daniel Lenihan. Arakawa no solo respaldó su incursión en la literatura, sino que también colaboró en la investigación y desarrollo de sus obras, consolidándose como su compañera en todos los aspectos de su vida.

A pesar de la fama de Hackman, la pareja mantuvo un perfil bajo, evitando los reflectores y las apariciones públicas innecesarias.

Su última aparición conjunta en un evento de alto perfil fue en la 60ª edición de los Globos de Oro en 2003. Optaron por una vida sencilla en Santa Fe, disfrutando de actividades cotidianas como paseos, lectura y el disfrute de la naturaleza. Arakawa, descrita como una persona "extremadamente reservada", se mantuvo alejada de las redes sociales y rara vez concedió entrevistas, preservando la intimidad de su vida familiar.