La tragedia de la atleta Rebecca Cheptegei y su pareja: Ambos mueren por la violencia doméstica de él
El triste desenlace de la atleta de Uganda, Rebecca Cheptegei, la maratonista que disputó los Juegos Olímpicos de París 2024 y que murió en Kenia por las consecuencias de haber sido rociada en gasolina y posteriormente prendida en fuego, tuvo un nuevo capítulo terrible esta semana.
Su novio Dickson Ndiema, también deportista, también había fallecido producto de las quemaduras que sufrió ataque de violencia doméstica que realizó contra Cheptegei.
Ndiema había sido noticia durante la semana pasada tras haber tomado un bidón de gasolina y haber rociado a Cheptegei en su residencia para posteriormente prenderla en fuego, lo que le representó heridas en el 30% de su cuerpo.
Aunque parecía que podría recuperarse de salud y enfrentar el juicio por asesinato a la maratonista, el hospital donde se encontraba recluido anunció su muerte cerca de la noche del lunes.
"Murió a causa de sus heridas, las quemaduras que tenía", reveló una fuente del Lang'at (centro médico) a la agencia de noticias Reuters.
El ataque a Rebecca Cheptegei
Ndiema había agredido a Cheptegei el día domingo luego que esta regresara de la iglesia con sus hijos, los cuales afortunadamente no resultaron heridos en el hecho. El ataque comprometió la vida de la deportista, quedando con 75% de quemaduras y con pocas probabilidades de sobrevivir, en una muerte que se confirmó horas más tarde.
Cheptegei había destacado en los Juegos Olímpicos de París 2024 hace apenas un mes, cuando compitió en los 42 kilómetros del maratón, llegando a la meta en el puesto 44 de la competencia.
Los vecinos en el sector aledaño a la residencia fueron los responsables de rescatar tanto a Cheptegei como a sus hijos y por último a Ndiema, en medio de las llamas que comenzaron a consumir la vivienda.
Una investigación intensa
En las investigaciones de la policía al principio aseguraron haber hecho un operativo en la localidad para dar con personas que conocieran a ambos, pero aunque muchos aseguraron que los problemas en la pareja no eran nuevos, no había forma de comprobar los comentarios.
Sin embargo, más tarde las autoridades encontraron pruebas de problemas de convivencia y al final otros vecinos encuestados ratificaron a la policía que esta no era la primera vez que se escuchaba o veía discutir a la pareja porque en la casa "habían constantes discusiones familiares", según una cita que emitió la policía durante la fase temprana de averiguaciones antes que Cheptegei o Ndiema murieran.
A pesar de las declaraciones de los allegados se conoció que en ningún momento la situación había escalado a la agresión física, como lo que ocurrió el domingo.
Los padres de Cheptegei, Joseph Cheptegei y Agnes Ndiema en su momento tuvieron que viajar de emergencia hasta Trans Nzoia para conocer el estado de salud de su hija y tras el fallecimiento se encontraban haciendo los trámites respectivos para trasladar su cuerpo hasta Uganda. Se desconoce actualmente quién se hará responsable por los restos de Ndiema.
Según los progenitores, Rebecca se radicó en Kenia al haber comprado y construido una casa donde se alojaba para sus entrenamientos de atletismo y maratón, recordando que la nación africana es una potencia mundial en las competencias de este estilo.
Esto le sirvió en su momento a Cheptegei para competir en importantes carreras mundiales donde logró varios podios de competencias en España, Portugal, China, Senegal, y en su natal Uganda, lo que le permitió viajar a París 2024.
El ataque a Cheptegei tiene un precedente violento y mortal
La noticia del intento de asesinato contra Cheptegei conmocionó a Kenia y el mundo, pero también trajo de regreso el recuerdo del homicidio de la también atleta Agnes Tirop, que murió a los 25 años como consecuencia de múltiples puñaladas en el cuello.
Por el crimen, que horrorizó al país, su exesposo Emmanuel Ibrahim Rotich fue encarcelado y posteriormente enfrentó un juicio que inició en 2023. A pesar de las evidencias en su contra, Rotich negó las acusaciones y se declaró no culpable, haciendo que se retrase la sentencia de su culpabilidad o inocencia hasta el presente.